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5 de noviembre de 2009

En la prensa octubre 2009

Expertos sostienen que las religiones contribuyen más a la paz que al crimen

Sánchez Caro afirma que autorizar la objeción de conciencia a los creyentes es «una muestra de madurez democrática»

ALBERTO FERRERAS | ZAMORA

Los expertos que se han dado cita en el congreso internacional de criminología que desde ayer se celebra en Zamora para analizar las relaciones entre las religiones y la violencia criminal han coincidido en señalar que la contribución que la creencia religiosa realiza en favor de la paz y la justicia es mayor que la criminalidad que puede generarse en nombre de las confesiones religiosas. En cualquier caso, tal y como han apuntado ponentes de distintas religiones, éstas no alientan la violencia criminal y cuando se invoca a ellas para justificar la criminalidad se hace desde extremismos e idolatrías que se alejan de la esencia de las grandes religiones.
Sobre las relaciones entre criminalidad y práctica religiosa, el teólogo y ex rector de la Universidad Pontificia de Salamanca y de la Universidad Católica de Ávila, José Manuel Sánchez Caro, reconoció que, al ser la religión practicada por personas, pueden darse conductas irregulares y criminales.

Sin embargo, según sostuvo en su ponencia, esa «no es razón para descalificar las grandes religiones», ya que, lejos de incitar a la violencia y la criminalidad, la religión «puede ayudar mucho a la convivencia ciudadana y a evitar muchos crímenes». Pese a ello, admitió que la exigencia de fe absoluta que requiere el cristianismo ha llevado en ocasiones a violentar a otros para obligarles a aceptar la misma fe.

Cristianismo y poder

Esto ha sucedido históricamente en alguna circunstancia puntual cuando la religión cristiana se ha aliado con el poder «lo cual no está precisamente entre las exigencias del Evangelio».
Sánchez Caro también se refirió a la objeción de conciencia invocada por algunos católicos para negarse a cumplir algunas leyes como ha ocurrido en casos como la Ley del aborto o, más recientemente, con la normativa que introduce la asignatura de Educación para la Ciudadanía en las aulas. Sin mencionar expresamente estas leyes, el teólogo declaró que la aceptación de la objeción de conciencia del creyente por parte de la autoridad judicial y política es una «muestra de madurez democrática». Sánchez Caro hizo esta reflexión en el transcurso de una mesa redonda sobre la religión en la convivencia social desde los distintos cultos incluida en la jornada inaugural del II Congreso Internacional de Criminología Ciudad de Zamora, centrado en el análisis de las relaciones entre violencia criminal y religión.

El catedrático de la Sagrada Escritura abulense defendió la objeción de conciencia del creyente cuando éste considera que la ley choca con sus convicciones religiosas y siempre que esa actitud «no dañe de manera inevitable» a una persona ni contravenga alguno de los derechos humanos básicos.

Agregó que es inevitable que haya conflicto entre las creencias y la normativa legal y en estos casos defiende que el creyente acate cualquier ley aprobada democráticamente, aunque también es partidario de que se acepte la objeción de conciencia del creyente.

Por su parte, el responsable del centro cultural islámico de Madrid, Saif Ben Abdennour, defendió en la mesa redonda vespertina que los cultos religiosos, y en concreto el islámico, pueden aportar su granito de arena para «la cohesión de nuestras nuevas sociedades cambiantes de forma permanente».

Modelo integrador

Saif Ben Abdennour apostó por un modelo integrador de la sociedad basado en cinco pautas propuestas por el Islam: la superación, el respeto a la diversidad, el perdón, la búsqueda de puntos de encuentro y el conocimiento mutuo.

Otro de los conferenciantes, el catedrático de Fisiología Humana de la Universidad Complutense de Madrid y de Fisiología Molecular y Biofísica de la Universidad de Iowa (Estados Unidos), Francisco Mora Teruel, diseccionó la biología del fenómeno religioso y las relaciones existentes entre la epilepsia y el misticismo religioso. Mora Teruel comentó que las experiencias de los místicos o las experimentadas en la meditación tras muchos años de aprendizaje, son procesos que «ocurren en el cerebro y que pueden ser activados como procesos fisiológicos».

El biofísico, coautor del 'Diccionario de Neurociencia' y autor de libros como 'Continuum', 'El reloj de la sabiduría' o 'El sueño de la inmortalidad', también suscribió la afirmación de Ramachandrán de que en el cerebro humano existen circuitos neuronales que intervienen en la experiencia religiosa y que en algunos epilépticos estos circuitos se vuelven hiperactivos.
Fuera del cuerpo

El ponente explicó que se ha observado que en determinadas epilepsias focales, durante la descarga neuronal, los pacientes experimentan grandes sensaciones emocionales que en algunos casos se traducen en una sensación de estar fuera del cuerpo o de estar en comunicación directa con Dios. «Son pacientes que experimentan conversiones religiosas súbitas, hiperreligiosidad, hipergrafia y proligiosidad en el discurso, sus conversaciones siempre giran en torno a la religión y la filosofía», señaló Francisco Mora en el resumen de su ponencia, dedicada «al determinismo del ser religioso: biología del fenómeno religioso». Los grandes místicos españoles, como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz, podrían entrar en esta categoría, incluso apóstoles como San Pablo y su conversión al cristianismo.

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