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16 de diciembre de 2009

En la prensa Noviembre 2009

MEDIDA PIONERA EN ESPAÑA

Contra los otros malos tratos

El primer curso de reeducación de violencia familiar da comienzo en la Audiencia con diecisiete condenados por agresiones entre padres e hijos, de mujeres a hombres y en parejas del mismo sexo

Hijos que pegan a sus padres o al contrario, mujeres que golpean a sus compañeros y agresiones entre parejas del mismo sexo. Este es el perfil de los 17 asistentes al primer curso de reeducación para condenados por violencia familiar que arrancó ayer después de que la Audiencia haya extendido a este ámbito el programa para maltratadores de mujeres que impulsó de forma innovadora en 2004.

S. ESCRIBANO

Llegué a casa después de haber estado de fiesta. Iba muy colocado y tras discutir con mi padre comencé a empujarle. Él me denunció y creo que hizo bien". De esta forma explica un joven de 21 años lo que le ha llevado a acudir al primer programa de reeducación para condenados por violencia familiar que organiza la oficina de medidas alternativas de la Audiencia Provincial y que arrancó ayer de forma pionera con la asistencia de 17 personas, de las 21 citadas. Los casos fueron diversos: hijos que agredieron a sus padres o madres y al contrario, mujeres que maltrataron a sus compañeros sentimentales y personas que golpearon a sus parejas del mismo sexo.
Psicólogos, letrados, criminólogos, sociólogos y forenses participan en las sesiones que se reparten en seis días para tratar de reorientar a estas personas y evitar que reincidan. Estos cursos tienen como precedente los que la Audiencia impulsó de forma pionera en España en 2004 y que ahora son obligatorios tras ser recogidos por la Ley Integral contra la Violencia sobre la Mujer. Hasta ahora eran los hombres maltratadores los que debían asistir, pero desde ayer se ha extendido esta medida en la provincia a todos los ámbitos de la violencia familiar, aunque todavía no ha sido recogida en la legislación.

De esta forma, entre los asistentes había varias mujeres condenadas por golpear a sus compañeros. Es el caso de una alicantina de 30 años, quien explica que una juez le impuso una condena de 9 meses de prisión por golpear a su pareja: "Tuvimos una pelea, en la que yo actué en defensa propia. Primero le denuncié yo y le condenaron, pero después lo hizo él y la pena también recayó en mí".

Esta mujer, que al igual que el resto de asistentes no quiere ser identificada, considera beneficioso el curso, aunque no termina de comprender en qué puede ayudarle a ella: "Yo no me considero una persona violenta, pero la juez que me condenó no debió de verlo así". Para el joven procesado por agredir a su padre de 60 años, estas sesiones también resultan "más útiles" que cualquier otra pena, como los trabajos en beneficio a la comunidad que también le impuso el juez.
Y es que los magistrados pueden derivar a estas sesiones a todas aquellas personas que han agredido de forma leve a un familiar cuando la condena no supere los dos años de prisión y no tengan antecedentes. En estos casos, la pena se puede suspender con la condición de asistir al curso de reeducación y no volver a delinquir. De esta forma, una falta injustificada puede suponer que la persona tenga que cumplir con la sentencia impuesta y, por tanto, puede conllevar su ingreso en la cárcel. En esta primera edición del programa han faltado cuatro personas, que tendrán que acreditar los motivos por los que no han acudido.

Entre los que fueron, sólo había dos personas extranjeras, que iban acompañadas de intérpretes. Además de las agresiones entre parejas del mismo sexo, de mujeres a hombres y de hijos a familiares, se dieron varios casos de padres condenados por golpear a sus hijos y también a sus mujeres. En estas situaciones, los procesados tienen que acudir a dos cursos de reeducación: al de violencia doméstica y al de género.

Uno de los asistentes al programa de violencia doméstica lo hizo sin que se lo ordenara el juez. Acudió de forma voluntaria, aunque sólo reconoció haber sido condenado por maltratar a su mujer. Este hombre de 35 años dijo que su intención era conocer "qué me ha fallado".

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