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16 de diciembre de 2009

En la prensa Noviembre 2009

Colaboración ciudadana, clave en seguridad

Ciudades como Barcelona o Buenos Aires, dinámicas, ya sea desde el punto de vista industrial, comercial o financiero, llevan aparejadas interacciones de delincuencia.

Por Manuel Ballbe | 14.11.2009 | 23:33

Ciudades como Barcelona o Buenos Aires, dinámicas, ya sea desde el punto de vista industrial, comercial o financiero, llevan aparejadas interacciones de delincuencia. Sin embargo, hay que distinguir muy claramente la delincuencia no violenta de la delincuencia violenta.

En Barcelona ha aumentado el número de delitos no violentos pero sigue manteniéndose la cifra de un homicidio cada 100 mil habitantes, uno de los porcentajes más bajos del mundo. Y ello a pesar de tener la frontera española abierta completamente. Brasil, por ejemplo, tiene una tasa de 30 homicidios cada 100 mil habitantes.

La diferencia entre Argentina y España es que aquí establecemos muchas políticas de prevención que van desde los sistemas de salud y sanidad pública gratuita para todos (incluso para inmigrantes ilegales) a la educación. Mientras no se refuercen las políticas de prevención sobre las causas que provocan criminalidad entre los jóvenes, los problemas no se solucionarán únicamente a través de las técnicas de represión que, por cierto, ha sido la vía norteamericana. Hay que destacar que España tiene 5 veces menos homicidios que en los Estados Unidos, pero un tercio más de policías en funciones preventivas y comunitarias y más instituciones de prevención (educadores de barrio, asistentes sociales). Es evidente que si se invierte en prevención se reduce la criminalidad violenta y se ahorra en instituciones de represión (cárceles, criminólogos, abogados penalistas, etc.).

Habría que recordar algunas de las causas de criminalidad entre menores. Una de ellas es el abandono de los hijos pequeños por parte mayoritariamente del padre y en menor medida, de la madre, ya que la falta de cariño y de instituciones con afecto (como señala el neuropsiquiatra francés Boris Cyrulnik) son un factor de aumento de la criminalidad.

En España, se hace énfasis en los programas preventivos con un enfoque de salud pública, disponiendo de salas de distribución de metadona y un control y seguimiento de la evolución de los consumidores. Así se reduce drásticamente la criminalidad debida al síndrome de abstinencia.

Por supuesto que, como en todos los sitios, también operan mafias en el delito que pueden ser redes locales o internacionales, aunque en España la mafia proviene mayoritariamente de las redes americanas y a través de Africa. El protagonismo de la comunidad ha sido decisivo para desmantelar la relación entre estas organizaciones criminales y determinados sectores de la Administración corrupta. En este caso, el activismo de las Madres contra la Droga en Galicia fue el inicio para acabar con unas redes mafiosas a la italiana. Este es otro ejemplo para ver cómo en España no han cuajado las fuertes redes mafiosas italianas; es decir, no ha habido una europeización de las organizaciones criminales en nuestro país.

Para enfrentar con éxito la inseguridad se requiere más optimismo y no regodearnos ideáticamente en los casos tenebrosos. Debemos mostrar modelos ejemplares de buen funcionamiento en la Policía, en la Justicia y en los ciudadanos, que los hay. Intensificar el apoyo a una Policía preventiva y al servicio del ciudadano y no excluirla ya que es una profesión decisiva para garantizar los derechos humanos, y el derecho humano por excelencia es el derecho a la seguridad. La existencia de cuerpos locales ha contribuido a no aislar a la Policía. En España, como en casi todos los sitios, los policías jóvenes están contaminados por el modelo hollywoodense de policía a lo Rambo con estrategias de “guerra” contra la criminalidad. El 80% de los delitos en todo el mundo son descubiertos por la colaboración ciudadana y para ello se requiere un talante policial más próximo e integrado en la comunidad.

En síntesis, debemos tener en cuenta que el catastrofismo sólo genera desconfianza mutua y desmovilización ciudadana, así como sensación de inseguridad y de impunidad que anima y estimula aún más a los delincuentes. El activismo de la comunidad y la cooperación activa en la prevención es un factor decisivo para la reducción de la criminalidad.

*Catedrático de Derecho, Universidad Autónoma de Barcelona.

Autor de Orden público y militarismo en España.

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